lunes, 8 de agosto de 2011

planes

Si nos dejamos guiar por la experiencia, lo primero es hacer un plan, y dejarlo en reposo. Cuando ya ha macerado durante un tiempo, entonces se coge el plan y se aplasta, se golpea y se retuerce. Se cambian los componentes, los plazos y las circunstancias. Se estira hasta que no da más de sí y luego se arruga hasta hacer una bola con él. Le quitas una pieza, lo reajustas y le añades unos pocos elementos. Le extraes posibilidades, se las vuelves a poner, y luego le sumas o restas interés. Las diferentes combinaciones aleatorias de factores se van sucediendo cada vez más rápido hasta que es estadísticamente inevitable que aparezca la versión perfecta del plan original.

Y cuando eso ocurre, compras los billetes y haces las reservas. Así es como, hoy, el señor Juan Vicente y un servidor hemos podido confirmar de forma definitiva nuestra asistencia a la quaranta-quatrena edició del festival internacional de cinema fantàstic de Catalunya, o lo que es lo mismo, el festival de Sitges 2011. Estaremos por las costas catalanas desde el seis hasta el diez de octubre, disfrutando de muchas horas de cine, pocas horas de sueño y largas caminatas cuesta arriba y cuesta abajo, como manda la tradición. A estas alturas, el programa del festival todavía es en gran parte un misterio, pero ya nos atraen mucho tanto la temática (la inteligencia artificial) como algunas de las primeras películas confirmadas (Eva, de Kike Maíllo, y Mientras duermes, de Jaume Balagueró). Así da gusto hacer planes.

Ya hay ganas de volver a ver a las Marías de Metrópolis escoltando la pantalla del Auditori. Y a Macarena Gómez, ya puestos, que parece que no se pierde una edición. Muy bien que hace.

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