lunes, 5 de septiembre de 2011

del tiempo

Hay un montón de cosas que no me gustan del verano, pero una de las peores es, sin ninguna duda, el tiempo que transcurre entre que pido un café del tiempo (aclararé, por si acaso: con hielo y limón) y me lo sirven. Son minutos de incertidumbre, de múltiples posibilidades, de auténtico pánico.

No hay manera humana de predecir si lo van a servir largo o corto, con limón o sin él, o en el peor de los casos, ya preparado, recién sacado de la nevera. No entiendo que en muchos bares preparen una enorme jarra de café y la tengan en la nevera, por varios motivos.

El primero: como el zumo de naranja, el café tiene que tomarse recién hecho. Dice la leyenda que al zumo se le van las vitaminas; al café lo que se le va es la gracia. Si lleva horas ya hecho no es café, es una mierda de sabor rancio, como a plástico. El segundo: pocas cosas hay en este mundo tan personales como la cantidad de azúcar que se le echa al café. Por mi parte, soy de los de un sobre al café con leche, medio sobre al café solo. Probablemente para encubrir el sabor del que hablaba antes, el café del tiempo ya preparado lleva tanto azúcar que apenas sabe a nada más. Sospecho que los camareros, a la hora de prepararlo, se rigen por una proporción de un tercio de café, un tercio de hielo y un tercio de azúcar, y así sale el invento. Si no, no me lo explico. El tercero, y probablemente el más importante: prepararse un café del tiempo conlleva todo un pequeño ritual, cuyo punto álgido corresponde evidentemente con el momento de echar el café de la taza al vaso con hielo, todo un arte tan indomable como gratificante. A veces pienso que tomo café del tiempo sólo por ese momento. No me jodas, si me quitas eso me lo quitas todo. Bien podría pedirme una coca-cola. Puaj.

Podría ser más fácil si todos pusiéramos de nuestra parte, pero mira que llevo tiempo investigando en mis bares habituales y no hay manera, todos parecen seguir criterios totalmente arbitrarios: un día lo tienen ya en la nevera, al día siguiente te lo ponen como dios manda y si te da por preguntarles, se hacen los locos, o te ponen caras largas, a lo "mira al pijo este que si no es recién hecho no le sirve". Pues no, señor, no me sirve, por todo lo que he explicado arriba. En pleno siglo XXI y todavía no tenemos una Normativa Universal para la Preparación del Café del Tiempo.

Así vamos.

1 comentario:

  1. en algunos sitios muy exquisitos de ruzafa me lo han servido con canela (+2puntos)

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